Las  floristerías  utilizan la refrigeración en cámaras frigoríficas especiales para conservar la frescura de sus flores, manteniendo la calidad de sus arreglos florales, y así ofrecer el mejor producto a sus clientes.

A veces, es necesario que las cámaras frigoríficas,  dispongan de un sensor que controle la temperatura, así como el nivel de humedad en la cámara, son dos aspectos esenciales para alargar la vida útil de las flores, manteniendo su apariencia y retrasando el máximo la descomposición de éstas, para ello se instalan aspersores o humidificadores especiales en su interior.

Otro punto a tener en cuenta en las cámaras de conservación de flores son las puertas que  deben adaptarse a las necesidades de cada instalación, según el volumen de aperturas diarias, para poder trabajar con más comodidad.

La temperatura óptima para la conservación de flores depende del tipo de flor que se quiera conservar. Una cámara frigorífica optimizada en temperatura permite alargar la frescura de las flores al doble o triple del tiempo que si estuvieran a temperatura ambiente, llegando a alargar su
frescor en algunas especies hasta los 21 días.

La temperatura  para conservación de flores debe situarse entre 1 y 3º C, para las flores cortadas. Estas flores deberán estar a su vez en un recipiente con agua fresca y limpia para evitar que las flores pierdan sus pétalos y hojas.

La humedad es un aspecto importante en la conservación de las flores, según el tipo de flor debe variar, para conseguir mantener su mejor aspecto.